DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

viernes, 26 de diciembre de 2008


CORRERSE A LA DERECHA

Publicado en el Diario "CRITICA" 26 de diciembre de 2008

Buena parte de los miembros de mi familia, antiguos militantes del Partido Comunista Argentino, se han transformado en kirchneristas. Kirchneristas furiosos, quiero decir, de esos que creen que está en marcha un gran proyecto de transformación nacional -lo que es cierto- y piensan que esa transformación lleva a la Argentina, de alguna manera, a ser un país más solidario, igualitario y desarrollado –lo que no lo es-.
No es que tenga particular estima por el olfato político de mi familia, ni del PCA, ni de sus ex militantes, especialmente después del apoyo oficial brindado por el PC al camarada Videla en ocasión de ser éste acosado por sectores fascistas (sic). Y sin embargo, debo confesar que este pasaje casi unánime del stalinismo al kirchnerismo me ha tenido sin dormir algunos días. Esto, hasta que un día tomé lápiz y papel, puse por escrito los fundamentos políticos que sostuvieron la más terrible pesadilla de la historia de la humanidad justificada en ideales admirables, y grité ¡Eureka!
He aquí lo que escribí:

PRINCIPIOS DE LA PRÁCTICA POLÍTICA ESTALINISTA
Liderazgo carismático / Populismo demagógico / Culto a la personalidad / Partido único / Estatizaciones masivas / Nacionalismo paranoico / Alianzas oportunistas (un año con Hitler, el siguiente con Churchill) / Industrialización forzada basada en la exacción de las actividades agropecuarias / Descalificación de los adversarios políticos y persecución de la prensa independiente / Uso de los órganos parlamentarios (soviets) en el modo de la unanimidad / Craso positivismo disfrazado de hegelianismo

Hecha la lista, la conclusión es descontada: lo que explica la fascinación de buena parte de mi familia y de la izquierda argentina por los Kirchner es que el kirchnerismo es una encarnación débil del estalinismo, con su tradicional carga de populismo, nacionalismo e industrialismo. De allí su confusión entre socialización y estatización y entre propiedad estatal y propiedad de los miembros del bureau político, su pérdida de los límites entre estado y gobierno y entre gobierno y partido, su concentración de poder en una sola cabeza -por llamarla de alguna manera- su deseo totalitario de unanimidad y sus periódicas purgas internas, su idea delirante de que se combate la pobreza combatiendo la generación de riqueza y su delirio industrialista-nacionalista en pleno desarrollo de la sociedad global del conocimiento y la información. De allí el desprecio por la oposición, por la independencia de la prensa y por los mecanismos republicanos, descalificados otra vez como formales. De allí también, de la idea del “socialismo en un solo país” y de la concepción de la economía industrial como única economía “real”, la sorpresa inmensa por la existencia del mundo y por la consecuencias de la economía “irreal” en la realidad económica. De allí los privilegios de la Nomenklatura, la dacha en Calafate, la cooptación de una casta de intelectuales orgánicos amigos del régimen y la edificación de una leyenda en torno al líder que tiene el modesto inconveniente de contradecir su biografía. De allí también, finalmente, la extraordinariamente simétrica descalificación del estalinismo a la socialdemocracia y del kirchnerismo a la oposición progresista: se vendieron al sistema, se hicieron capitalistas, son aliados de nuestros enemigos, les paga la Embajada. Se corrieron, en suma, a la derecha, ilusión espacial sólo comprensible si se piensa que el estalinismo es la izquierda.
Visto desde el estalinismo, fuerte o débil, cualquier posición racional, progresista y socialdemócrata es parte de la traición revisionista y de la nueva derecha. Por eso tampoco es causal la súbita empatía entre los K y el régimen autoritario, antidemocrático, militarista y nacionalista del gran heredero del maridaje entre la KGB y la Nomenklatura, el nuevo zar de Rusia, Vladimir Putin. Que el acuerdo entre dos de los regímenes más corruptos del mundo, desarrollados al interno de gobiernos nacionales que hicieron su fortuna durante la furia neoliberal de los noventa, y generadores de las formas más avanzadas del capitalismo de amigos se haya concretado en el terreno de la petropolítica es igualmente significativo. Y que haya tenido lugar en medio del más escandaloso intento de hacer de Argentina un paraíso para el lavado de dinero sucio y en momentos de gran expansión de la mafia rusa es cualquier cosa menos casualidad. Pero eso ya es otra historia.

6 comentarios:

Rafael Eduardo Micheletti dijo...

Felicitaciones como siempre Fernando. Me gustó mucho este artículo! Te tiro un detalle nomás a ver si lo compartís conmigo. Sacado de Carta Abierta y la excelente crítica que a estos les hace Sebreli, me parece que el kirchnerismo no tiene pretensión de unanimidad, sino simplemente de engaño y dominación. Con palabras difíciles sacadas de los delirios discursivos de Schmidt, Mouffe y Laclau, no hacen más que exaltar el conflicto, la violencia, las contradicciones, como si se tratara de una atracción perversa. Por eso si bien la comparación me parece fenomenal, también estaría bueno señalar esas fuentes ideológicas tanto más mediocres intelectualmente hablando (si es que eso es posible), lo que le quita muchísima seriedad y contenido al supuesto "proyecto kirchnerista"...

maby dijo...

fernando:leyendo su nota basada en el acercamiento de algunos miembros de su familia a los K, observe cuantos puntos en comun tienen los ultimos con el stalinismo.
¿Aunque me pregunto, y es necesario reflexionar sobre ello,tiene este gobierno dureza, afanes totalmente destructivos,concentracion del poder y aun podria seguir;pero hasta donde lllegaran ?
Se conocen las consecuencias del stalinismo, que esperan los K desplegar la misma carga nociva en nuestro pais. Saludos

Gonzalo dijo...

Estimado Fernando: frente al maremoto de acusaciones de kirchner referidas a que teles partidos y tales personas se corrieron a la derecha, reflexioné sobre estas categorías a la luz de las políticas económicas. Y centré mi atención en el famoso "modelo económico" del kirchnerismo, porque claro, ellos son los diseñadores de esta fenomenal receta del éxito y los dueños absolutos de la izquierda y el progresismo. El dato interesante sobre el cual el kirchnerismo debiera reflexionar antes de desplegar su batería de acusaciones fundamentalistas sobre el "correrse a la derecha", es que su "modelo económico" no es más que la emulacióin de las políticas cambiarias implementadas por el régimen conservador de fines de siglo xix y prinipios de siglo xx, es decir, por el gobierno de la oligarquía terrateniente, ella que hoy tanto acusan y atacan por todos lados. Roca, Juárez Celman , pellegrini, todos ellos, representantes de la elite terrateniente, implementaron una política de moneda nacional depreciada y tasa de inflación alta. El resultado: la clase gobernante se enriquecía ferozmente, en tanto la clase obrera inmigrante la pasaba bastante mal dado el alto nivel al que llegaba el costo de vida en Argentina debido a la inflación desatada por la política monetaria conservadora. Se trataba, en definitiva, de una política que enriquecía a unos pocos (toda vez que la moneda devaluada favorece al exportador” y perjudicaba a las bases, agravado la brecha entre pobres y ricos. El escenario se repite casi tal cual hoy por hoy en la política económica K: peso artificialmente depreciado, y tasa de inflación alta. El gobierno subestima a la inflación como problema, cuando no acude a su tan favorita tesis conspirativa que atribuye la inflación a una conspiración malévola de Carrefour, pero la realidad es que esconden los lados regresivos de una política monetaria que ES DE DERECHA, que es la misma política que implementó un régimen conservador de derecha que gobernaba para su clase y poco le importaba el destino de los pobres. Los resultados, no tengo que decirlos. Fernando ha señalado en innumerables ocasiones cómo el cr4ecimiento de los últimos años fue de la ano de una agravamiento en la brecha entre ricos y pobres, y en un aumento de la marginalidad y la exclusión. De ahí deviene el problema de la inseguridad, para el cual el gobierno K propone (cuando no lo ignora) medidas de derecha basadas en el paradigma represivo. Igual que durante el régimen conservador: reprimían la protesta de los obreros. Y hablo de los verdaderos trabajadores, y no de los instrumentos del pan y circo y del parasitarismo. La Coalición señaló en su plataforma este problema, indicando los efectos regresivos de una política monetaria programada para favorecer a algunos, mientras genera más pobreza en las bases. Se propuso un modelo de cambio que asegurara la competetitividad al sector exportador al tiempo que mantuviera a raya los efectos inflacionarios propios del tipo de cambio alto de degradan el desarrollo social y acentúan la pobreza. Y la tildaron de derecha, y “pseudo-menemista”. Haciendo esta analogía, qué es la izquierda y qué la derecha. Si de medidas económicas se trata, el kirchnerismo se parece más a la derecha que nada: implementa una política que desatiende la problemática social del costo de vida. Saludos, y mis felicitaciones Fernando por tu brillante artículo. Es una garantía tenerte en el congreso.

miguel sznajderman, jazzmen dijo...

Fernando: como siempre muy preciso tu análisis. Imagino la enorme dificultad que implica compartir ideas divergentes entre miembros de la familia. En mi caso he perdido amigos o limito mis pensamientos con otros debido a su fanatismo progre-kirchnerista.

Pasando al preocupante tema electoral y desde mi condición de independiente, dejo mi adhesión por si la CC necesita fiscales de mesa en la ciudad.
un abrazo
miguel sznajderman

Raymond Aron dijo...

Excelente nota, Iglesias. Tal vez haya leído el libro de Muravchick "Heaven on Earth: the rise and fall of socialism" que expone una experiencia como la suya.
Creo que el progreso va justamente en la dirección contraria del socialismo y el marxismo, y requiere indispensablemente de libertades de todo tipo y de un mercado y una sociedad civil no dominados por el gobierno de turno.
La Argentina vive sumida en una nube sórdida de miedo al futuro (que se ven venir), aferrada a una mentira económica y democrática. No hay ninguna de las dos cosas, lo siento.
No hay democracia real cuando el Congreso es elegido por lotes y los tres poderes se dirigen desde Puerto Madero.
No la hay por más velitas del 25 aniversario se pongan ni por más claros y valientes Fernandos Iglesias estén en el Congreso (hay algún otro como usted? ojala...) para recordarnos la diferencia entre lo que éste es y lo que debería ser.
Como en el caso del comunismo, el sistema argentino está muerto pero no ha sido enterrado. Hará falta que otra generación, que está hoy dedicada a la vida privada y a pequeñas empresas innovadoras se haga cargo, probablemente tras nuevas catástrofes.
El sistema actual no vale nada, ni garantiza nada. Es una verguenza que se hable de democracia y estado de derecho cuando no los hay ni se practican.
Hasta que no lo digamos abiertamente y actuemos en consecuencia, nada va a cambiar, como en la Sicilia de Lampedusa.
Y si alguien se asusta por los rótulos que colocan los que arruinan la vida de los argentinos decentes, allá él o ella.
Gracias por su rigor y su consistencia.

Miguel dijo...

Fernando, supongo, que por nuestro pasado común, alguna vez leiste "La Revolución Traicionada", creo que como yo, con el tiempo sacaste la conclusión de que no había posibilidad alguna con esa pérfida variante del marxismo que es el leninismo. Tengo una pequeña discrepancia con vos: me parece que el calificativo de "encarnación débil del estalinismo" peca de de cierta ingenuidad. Es débil porque no necesitó todavía ser fuerte. Creo que no está definido que cuando tenga que ser "fuerte" podamos evitar que lo sea.