DATOS PERSONALES

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* Escritor y periodista especializado en los aspectos políticos de la globalización. * Presidente del Consejo del World Federalist Movement. * Director de la Cátedra de Integración Regional Altiero Spinelli del Consorzio Universitario Italiano per l’Argentina. * Profesor de Teoría de la Globalización y Bloques regionales de la UCES y de Gobernabilidad Internacional de la Universidad de Belgrano. * Miembro fundador de Democracia Global - Movimiento por la Unión Sudamericana y el Parlamento Mundial. * Diputado de la Nación MC por la C.A. de Buenos Aires

sábado, 9 de agosto de 2008

PREGUNTAS INTELIGENTES

Debido a la calidad de las preguntas, posteo directamente este mensaje que me llegara por e-mail, con una respuesta telegráfica a las cuestiones que plantea.

Estimado diputado Iglesias:

Mi nombre es Gonzalo Linares, soy militante de la Coalición y asisto al instituto Arendt. Tuve el pacer de compartir los dos seminarios que ofreció en aquel espacio, en torno a cuyos contenidos me surgieron un par de inquietudes. Tenía planeado asistir al desayuno de trabajo del miércoles para presentárselas allí, pero lamentablemente no podré concurrir por una superposición de horarios con otro compromiso. De modo que lo expongo en estas humildes palabras.
Durante sus seminarios, y mismo figura en la declaración de principios de la Coalición Cívica, hablamos de la necesidad de pensar al país en función de un nuevo paradigma, como visión superadora de ese molde kirchnerista que atrasa por lo menos treinta años. Dos son los puntos que me quedaron un poco en el aire. En primer lugar, planteamos la necesidad de romper con un modelo en el cual se entienda al desarrollo social y económico desde el paradigma del industrialismo, dada su virtual caducidad en el marco de la sociedad global del conocimiento y la información. De este modo, el presentar el partido campo vs. industria como la antinomia entre el atraso y la modernidad resulta inadecuado, dada la tasa de desindustrialización que experimentan países centrales como Alemania sin mermar su posición en el mundo que claramente lo ubica como una de las primeras potencias (sin mencionar el grado de desarrollo en términos de inclusión social y equidad). Fue entonces que resaltamos la necesidad de no limitarnos al producto per se al momento de valorar el grado de desarrollo de las actividades económicas, sino tomar como variable relevante a la cantidad de información, incluso creatividad, que presenta el mismo. En relación a este punto, o sea, romper con esa amalgama K que asocia irremediablemente al industrialismo con la modernidad y el desarrollo es que planteo mi duda. En varias oportunidades lo escuché hablar del modelo de redistribución Alí Babá, cuya cualidad prominente era entender como mecanismo redistribuidor el quitar recursos a sectores competitivos, para asignarlo a sectores “parasitarios”, que de no gozar con la celosa protección del Estado sucumbirían frente a los mega mercados que operan hoy a escala global. En función a esta idea, me preocupaba el tema del desempleo como problema estructural en la argentina “post-pretoriana”. No pude dejar de pensar que, desde Perón en adelante, presenciamos la articulación de diversos mecanismos mediante los cuales el Estado, (nacionalista y hermético, enmarcado en un mundo donde los países se preponían la consigna de la autarquía económica que, combinada con el autismo estatal, eran concebidas como las mejores herramientas para reforzar a nivel local la cortina de hierro) trataba de justamente transferir los recursos financieros aportados por el que es y fue nuestro sector más competitivo (el campo) a la incipiente industria manufacturera. Pienso en la nacionalización del comercio exterior y el IAPI, por ejemplo, pero éste medio se prolongó durante casi toda la segunda mitad del siglo veinte en adoptando distintas formas. Lo podemos ver en la dinámica del stop and go que mostraba nuestra economía: cuando el campo (cuya oferta es renuente a variar en el corto plazo) se mostraba incapaz de generar un stock de exportación capaz de seguir financiando un sector cuya demanda de insumos y crecimiento respondían a una dinámica muy distinta, dada una frontera de posibilidades de producción más marcada que la de la industria, la economía caía en el stop. Problema que nunca se solucionó, porque pretendimos que la cuenta corriente superavitaria aportada por el campo financiara las carencias de una base estructural que posibilitara el desarrollo industrial deseado: autoabastecimiento en metales y combustible. Frondizi lo intentó, pero no pudo concretarlo del todo. Ahora bien, pese a todos lo defectos que presenta este modelo, no puedo dejar de advertir un dato interesante: en la etapa del go, tasa de desmpleo=a %1; en el peor momento del stop, tasa de desempleo=a%5. ¿Puede ser que estuviéramos en un escenario al menos cercano al pleno empleo? Pareciera que esta industria, que por sí mismas era poco competitiva en el mundo, que gozaba de una celosa protección de Estado, que alimentaba sus fauces con divisas aportadas por el campo, hacía una bien: daba trabajo a la gente. Observo también que con las primeras políticas que abandonan este modelo Alí baba, con las que este sector que jamás llega a emanciparse del Estado o del capital extranjero subsidiado se derrumba ante el primer contacto con el mercado globalizado, inauguran al desempleo como problema estructural. Pienso en el plan de apertura de Martínez de Hoz, o política cambiaría de sobrevaluada en el caso de Menem, etc... . Pierde esa protección del Estado, y se derrumba estrepitosamente, se pone en evidencia lo que nunca logró, ser competitivo. Pero también, vimos en los noventa el 40% de desempleo, de la mano de este proceso. O sea que de algún modo no dejo de ver como este industrialismo que hoy puede ser anacrónico (y tal vez siempre lo fue) es de algún modo un camino al empleo, y cómo esa debacle se corresponde con la aparición del desempleo como problema estructural de nuestra macro economía. No sé si la salida era o es la consigna alfonsinista a la que tantas veces hizo usted mención, de “levantas las cortinas de las fábricas cerradas”, pero el abandono de esa consigna, pese a que suena lógico dado el contexto mundial y la necesidad de redefinir el paradigma, no deja de inquietarme. ¿Es la sociedad global del conocimiento, como nuevo modelo de desarrollo, capaz de proveer esta garantía al empleo que pareciera fue alguna vez el industrialismo de los 50, 60, 70, poco competititivo y todo, asistido por un Estado que confiaba en su porvenir, alimentado por las divisas de un campo satanizado y asociado a las oligarquía vernáculas y al atraso económico y social, pese a ser hasta hoy nuestro sector más dinámico? Me da la sensación de que este paradigma cierra algunas puertas. La propuesta me fascina, la evidencia empírica la sostiene, y creo firmemente que es el camino al futuro. Pero cómo lo encaramos frente a este problema del empleo y la inclusión social, tema que pareciera que el industrialismo no tuvo como deuda pendiente, al menos en un grado más aceptable, soñado hoy por hoy. Así los abuelos nos cuentan “salías a la calle con tu valijita, un amigo te llevaba a la planta, y te ponían en algún lado”. ¿Cómo encarar este vacío que dejó el fin del industrialismo en la argentina a partir del Proceso, y cómo lo encaramos desde la sociedad del conocimiento como nuevo modelo? ¿Se puede encarar? ¿Es accesible la información como capital económico en los países del tercer mundo, deficitarios casi por definición en educación y formación?
Me encantaría tener su respuesta. Admiro mucho su trabajo, y este planteo no se constituye desde mi lugar como crítica u objeción, sino como un intento de cerrar un paradigma, un modelo, una propuesta que me entusiasma y que veo prometedora.
Dejo el segundo punto para un próximo encuentro. Me hubiera gustado más hablarlo, me disculpo por plantear un tema tan complejo en estas apresuradas y torpes palabras. Es pero tenga un tiempo para responderme; se lo agradeceré infinitamente.

Saluda atte.Gonzalo J. Linares

Querido Gonzalo: algunos telegramas.

1) Un puesto de trabajo que no produce riqueza sino que necesita ser subsidiado no es un puesto de trabajo sino una ficción destinada a desaparecer tarde o temprano.

2) El modelo pseudo-productivista-nacionalista-industrialista y el neoliberista-aperturista no son contrarios, sino complementarios. Cada uno de ellos se apoya cíclicamente sobre el fracaso del otro (muchas veces, con la conducción de los mismos actores políticos).

3) La única salida real al ciclo stop & go que ambos producen es desarrollar actividades económicas competitivas, agrarias, industriales o de servicios, pero siempre con gran incorporación de conocimientos, información, diversidad, comunicación, subjetividad e innovación a los productos.

4) Estados Unidos, la principal economía del mundo y la más avanzada en el camino de la sociedad de la información, tiene índices de desempleo cercanos al 5%.

5) En cuanto a que sólo la industria, y no el campo, pueden proveer puestos de trabajo, basta ver lo que pasó en el interior con la crisis para comprender que los muchos empleos que dependen del sector agropecuario además de los puestos directos de trabajo.

6) El pasaje de una industria subsidiada a una competitiva debe ser gradual y basarse en cambiar los actuales subsidios a la ineficiencia (energía barata, dólar subsidiado, trabajo en negro, evasión impositiva y subsidios directos) por subsidios a la eficiencia (crédito en pesos a largo plazo y tasas razonables, apoyo científico a la reconversión tecnológica, apertura de mercados externos, etc.).

7) Por último: la mano de obra de baja calificación que nos ha dejado el péndulo neoliberista-neopopulista puede tener trabajo por una década en un sector en que Argentina atrasa cincuenta años: la infraestructura caminera, portuaria, ferrocarrilera, etc..

Gracias por tus inteligentes preguntas
fernando



4 comentarios:

John Galt dijo...

Fernando no comparto tu vision de neoliberalismo,
que tiene de neo??
el liberalismo es uno solo, y quienes se dijeron liberales aplicando politicas proteccionistas e intervencionistas. distan mucho del liberalismo y se acercan mas al socialismo.
la apertura economica de los 90, no fue muy liberal, reemplazo el monopolio estatal por el privado y eso no es liberalismo
ademas tanto una politica liberal, como una socialdemocrata, no funcinaria en este pais, porque estamos enfrentando un mundo con la misma educacion de hace 50 años atras y cada vez mas decadente, asi no hay modelo economico que funcione.
saludos

Gonzalo Linares dijo...

Estimado Fernando
Decís que mientras el producto de una sociedad contenga grandes aportes de información, el crecimiento y el desarrollo llegan independientemente de que tal producto se constituya en el sector primario, manufacturero o de servicios. Ahora, ¿no es mejor estimular fundamentalmente la producción de bienes transables(objeto de comercio internacional)mediante un tipo de cambio real alto, teniendo en cuenta que tales bienes encuetran salida no sólo en el mercado doméstico sino en el extrajnero también, constituyendo así un componente más amplio en nuetra demanda agregada del que podrían constituir el sector servicios , por ejemplo, y haciendo crecer así más el producto y el nivel de actividad? No sé si es independiente o irrelevante la procedencia del producto en cuestión. La clave de nuestra recuperación tras 2001 fue estimular el sector transables con un tipo de cambio alto capaz de generar un shock de demanda agregada superior al de un no transable, cuya recepción está limitada al mercado doméstico, como así también una cuenta coriente superavitaria capaz de resolver el estado catastrófico de nuestra balanza comercial heredado del neoliberalismo y su política de importación indiscriminada mediante un tipo de cambio bajo, que hacía inviable la producción nacional de bienes exportables, entre ellos los agropecuarios. Tampoco sé si el dolar caro es un subsidio a la ineficiencia, porque fue uno de los principales factores impulsores del sector agropecuario que, tantas veces has dicho, es el más dinámico y competitivo en la Argentina.Con esto formulo el siguiente planteo: aparte de las cantidades de info. aportadas al producto, no es importante también que éstos sean competitivos a nivel internacional, como así la adpoción de políticas que los estimulen, tal y como es el tipo de cambio alto. Aclaro que no defiendo la politica cambiaria actual porque el gobierno K, empecinado en mantener el tipo de cambio nominal alto, no se da cuenta que la inflación se traga el tipo de cambio real, que es el que en efecto determina la asignación de recursos en favor de los bienes exportables.
Como siempre, me interesaría tener tu respuesta. Gracias

Fernando A. Iglesias dijo...

Rolo: en efecto. El así llamado neoliberalismo no es liberal, por eso lo denomino neoliberismo en el artículo. Más explicaciones en "¿Qué significa hoy ser de izquierda?".
Gonzalo: muchas de ls políticas que mencionás eran razonables a la salida de la crisis. Hoy han perdido casi todo su valor y tienen pesadas consecuencias. Un cambio moderadamente alto es razonable sólo si no es tan alto como para generar una inflación superior a un dígito. Y no se puede confundir una política de competitividad con el famoso "cambio competitivo". Para ejemplo, baste recordar que la Alemania del euro y el BCE con tasas positivas es el primer exportador mundial. Finalmente: quién te dijo que los servicios no se pueden exportar? Y el caso irlandés? Y el emergente caso de la India? Por favor: actualicen los libros de economía que ahí afuera han inventado Internet.
gracias igual por las inquietudes.

Gonzalo Linares dijo...

Fernando, no estoy familiarizado con esos casos. Me recomendás alguna bibliograía o pagina web para informarme.